Instrucciones para elegir en un picado (Alejandro Dolina)

CUENTO: INSTRUCCIONES PARA ELEGIR EN UN PICADO

EXTRAIDO DEL LIBRO: CRONICAS DEL ANGEL GRIS; 1° EDICION 2003

AUTOR: ALEJANDRO DOLINA


Cuando un grupo de amigos no enrolados en ningún equipo se reúnen para jugar, tiene lugar una emocionante ceremonia destinada a establecer quiénes integrarán los dos bandos. Generalmente dos jugadores se enfrentan en un sorteo o pisada y luego cada uno de ellos elige alternadamente a sus futuros compañeros. Se supone que los más diestros serán elegidos en los primeros turnos, quedando para el final los troncos. Pocos han reparado en el contenido dramático de estos lances. El hombre que está esperando ser elegido vive una situación que rara vez se da en la vida. Sabrá de un modo brutal y exacto en qué medida lo aceptan o lo rechazan. Sin eufemismos, conocerá su verdadera posición en el grupo. A lo largo de los años, muchos futbolistas advertirán su decadencia, conforme su elección sea cada vez más demorada.

Manuel Mandeb, que casi siempre oficiaba de elector, observó que sus decisiones no siempre recaían sobre los más hábiles. En un principio se creyó poseedor de vaya a saber qué sutilezas de orden técnico, que le hacían preferir compañeros que reunían ciertas cualidades.

Pero un día comprendió que lo que en verdad deseaba era jugar con sus amigos más queridos. Por eso elegía a los que estaban más cerca de su corazón, aunque no fueran tan capaces.

El criterio de Mandeb parece apenas sentimental, pero es también estratégico. Uno juega mejor con sus amigos. Ellos serán generosos, lo ayudarán, lo comprenderán, lo alentarán, lo perdonarán. Un equipo de hombres que se respeta y se quieren en invencible. Y si no lo es, más vale compartir la derrota con los amigos que la victoria con los extraños o los indeseables.


''EL UNICO HEROE VALIDO ES EL HEROE GRUPO''

Homenaje de un grafiti callejero a Hector German Oestergeld, creador de la historieta ''El Eternauta''.

También decía en la transcripción de una entrevista publicada en la segunda edición de dicha obra, llamada ''50 años El Eternauta 1957 - 2007'', Ediciones DOEDYTORRES; 2° Edición, de Hector German Oestergeld y Francisco Solano Lopez: ''El verdadero héroe de EL Eternauta es un héroe colectivo, un grupo humano. Refleja así, aunque sin intención previa, mi sentir intimo: el único héroe valido es el héroe grupo, nunca el héroe individual, el héroe solo."


CALENDARIO LIGA NATACION MASTER 2012

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lunes, 7 de mayo de 2012

Un paseo por el río Santa Lucía

Nuestro amigo Leonardo Conde  comentó una salida en kayak  que al leerla me pareció una muy linda crónica para compartir, imperdible y muy disfrutable.La aventura Parador Tajes en estos días de mayo se engendró al leer del WindGurú que daba un fin de semana con oleaje en la costa Montevideana y así nacío esta salida en solitario, de primera cargamos kayak en las barras del auto y con el equipo liviano y casi al mediodía soleado del sábado 5 de mayo rumbeamos, (aclaro: yo y el mate) por Ruta 5 hasta la Ruta 36 y de allí trepamos hacia la canaria localidad de Los Cerrillos, cayendo hacia el Oeste a llegar a la rotonda de la Ruta 47 y por ésta seguimos hasta la portera que señala el ingreso al Parador Tajes. Pago de estadía y... adentro, el viejo Santa Lucía nos estaba esperando luego de algún tiempo y se ofrecía presentando el desafío que nos habíamos marcado que consistía en circunnavegar la Isla del Francés. Armado el campamento base en el mismo Camping, embarcamos con rumbo al norte, pese a que la tarde caía rapidamente y cerca de las cinco y poco regresamos satisfechos por las gratificantes sensaciones que nos habia prodigado el Río permitiéndonos palear sin apuro hasta haber tenido por el través de babor el Mirador Vilaró. Había sido una picadita previa a lo que sería la empresa que nos embarcaría el domingo, de poner proa aguas abajo hasta la punta sur de la Isla del Francés y tomada ésta, remontar el brazo del Río San José hasta completar la vuelta en sentido horario, pasando por el Paso del Bonete al norte de la Isla y regresando aguas abajo por el Santa Lucía. Luego de la previa de chacinados canarios conocidos como salchichón casero, amén de la chorizada tradicional y ya entrada la noche, dedicamos unos instantes a contemplar la inmensa luna que se asomaba entre la copa de los arboles iluminando la postal ribereña. Nos sorprendió la mañana del domingo con el trasfoguero todavía en brasa y, - amargo por medio-, fuimos preparando los petates. Desayunamos y despertando la curiosidad de los madrugadores acampantes, bajamos el Travesía 5.30 hasta la playita de arena de la zona habilitada para baños del Camping y encendiendo el GPS Garmín que llevamos para probar, decidimos poner proa al sur, hacia el Paso del Bote, cerramos cockpit salimos al canal con unos golpes de remo, impulsados por un vientito norte que creaba algunas ondas en la superficie del agua y viento y corriente a favor fuimos dejando el Puerto Jackson a babor y la Isla del Francés por estribor y manteniéndonos cerca de la margen de la Isla avistamos el primer elemento destacable en lo que hace a las precauciones que deben tenerse al navegar estos cursos fluviales y consistía en un mástil metálico que asomaba unos 50 centimetros de la superficie, a poco de pasar el Embarcadero y a unos 20 metros de la orilla de la Isla. Algo conocido pero digno de ser reiterado es la presencia de innumerables troncos de eucaliptus caídos que asoman sus aguzadas ramas, casi petrificadas a favor la la corriente; aguas abajo, significa un vuelco y aguas arriba, con estropada, es chuzaso seguro. La costa del lado de la Isla es de monte ribereño con escasas entradas y la del lado de tierra que corresponde al Departamento de Canelones presenta algunas playitas de tosca y arena y a poco de pasar los mil metros iniciales de navegación percibimos de esa margen la presencia de una arenera que en nuestra última salida no habiamos visto. A nuestra derecha, pudimos ver y fotografiar unos robustos rieles metalicos de indudable origen inglés que habrán sido "muerto" de algún, ahora inexistente, alambrado. Tambien sobre la Isla, a medio camino del Paso del Bote, nos percatamos de una reciente construcción con portera, embarcadero y presencia humana, denominada por un cartel de gran tamaño: "El Maragato" lo que nos hace pensar de que se ha reiniciado la colonización de la Isla, otrora multiplicada como lo señalan las numerosas construcciones de recio enclave lacuste que se enseñorean frente al sol sobre la costa Este de la ínsula, donde son tradicionales la del ex-Naútico Santa Lucía y las casitas frente a la boca del Arroyo de la Lista. Cabe decir que procuramos cubrir la singladura con una cobertura gráfica que nos permitió con amplio margen la Kodak C 123 que estabamos estrenando. Así que cada 500 metros hacíamos jugar el disparador hacia proa y hacia popa para obtener vistas en ambos sentidos y procuramos reflejar en imagenes cada unos de los cambios de curso del Río así como aspectos de sus margenes. En media hora estabamos virando a la derecha tomando el extremo sur de la Isla, dejando a babor el curso del Río que seguía aguas abajo rumbo a las Islas Collazo, Peral y Villeta o Valeta, -que prometemos recorrer antes del verano-, continuando su marcha líquida hacia el Río de la Plata. Dicho lugar constituye el encuentro del brazo del Río San José que desemboca en el Santa Lucía y en general se denomina Paso del Bote, lo pudimos constatar efectivamente, pese al ancho del Río, la profundidad promedia los 50 centimetros, pero con algún pozón que superaban la longitud del remo. ¿Dónde estarán las boyas y las Pantallas de Enfilación que muestran los cuarterones?, seguramente sucumbidas por la acción natural y por la depredación humana. No nos percatamos del llamado Islote Raquel que me figuraba en el cuarterón, aparentemente ubicado en el extremo de la Isla del Francés, seguramente unido por el aluvión y tapado por los pajonales, paso desapercibido. Perdidas de vista las palmeras que imperturbables al tiempo sirven de referencia para reconocer el Paso, señalado su bajofondo por una maraña de troncos que asoma en medio de la superficie del agua, caímos a estribor y remontamos el curso del San José, al abrigo que proporcionaba el monte de la Isla y con una imperceptible corriente en descenso, una nimiendad para el afilado casco del kayak, diría algún amigo nauta. Ahora sí que estabamos rodeados de naturaleza, abundancia de verde hasta el empacho vegetal y presencia de aves variadas, entre las que destacó una persistente cigueña que acompañó la navegación hasta que, pertinaz, posó para el lente de la cámara y satisfecha siguió en sus asuntos sin volver a aparecer. Aquí el Río baja en un cauce amplio y regular, con una recta inicial de algo mas de un kilómetro y luego multiples curvones y meandros que en algun caso enloquecia el compás magnetico al girar 180 grados y dar la impresion de que estabamos retornando, casi no existen umbrales en las margenes de este brazo del San José, la costa es de barrancas altas y empinadas del lado del Departamento homónimo como las de la propia Isla, salvo un par de barrancas con dificultad técnica de desembarque no vimos mas que monte orillero, zancudas y mucha, mucha paz natural. En uno de los primeros giros del cauce sobre la margen que nos quedaba a estribor detectamos una lancha fondeada en un entrada arenosa, en la que sobresalían en la barranca un grupo de palmeras que permiten identificar el paraje. Vueltas ora a estribor, ora a babor en una hora larga de paleo y finalmente los Alamos desnudos y la desolada imagen de los eucaliptus inclinados y petrificados en medio del agua nos indicó que estabamos en la bifurcación del San José, en el lado norte de la Isla, inmediatamente de virar, ahora aguas abajo por el brazo corto que lo conecta con el Santa Lucía, encontramos en un pronunciado giro una agradable playita de arena limpia y firme en donde almorzamos frugalmente y estiramos un poco para estar en condiciones de terminar lo poco que restaba de agua para culminar, llegando al Parador desde aguas arriba y finiquitar la circunvalación de la larga isla. Inmediatamente de embarcar y virada la curva cerrada quedamos frente al cauce del Santa Lucía y sus dos posibilidades de acceso, una por la boca amplia, de escaso calado que debe preocupar a las motoras y veleros y no a nosotros y la del llamado Paso del Bonete, estrecho y algo mas profundo, optando por este ultimo por lo pintoresco del paisaje, nos saludaron los alamos centinelas del Paso, testigos mudos de nuestros pasaje, dejándonos con un adiós en el espítitu. Llegamos en un periquete a la playita del camping, teniendo como referencia la casilla de Guardavidas estival que resigna su destino invernal, vacía, cerrada y sin ser vandalizada. Casi cuatro horas de paleo suave con parada gastronomica y unos 13 kilometros de recorrido total, misión cumplida y compromiso personal superado. Quedaron en la agenda, remontar desde aquí el Rio Santa Lucía rumbo a Paso Quebracho, Belastiquí y Aguas Corrientes, distante unos 21 kilometros desde el Tajes; el San José en toda su extensión, ya bosquejada en este sentido en una postergada bajada planificada desde Paso del Rey, Picada de Varela y Paso Valdés, todas en etapas y alguna haciéndolas aguas abajo. Y dentro de la zona, el San José hasta las Tres Bocas, luego una cortita por el arroyo de la Lista y su afluente el Potrero con una visita al Puerto Chiquitúa. Como siempre, el Parador Tajes, a que le merecen los mejores comentarios, siempre fascinante y generoso en aguas, monte y naturaleza, en unas jornadas con clima de veranillo y vientos y corriente sin particularidades nos dejó con ganas. Volveremos por más!!! Nota: las fotos son nuestras, sé que hay tomas en la red de los mismos lugares, pero el sentido es darle ese valor de aporte, los cuarterones son sacados de la red, especialmente encontré uno en el sitio del Club Alemán de Remo de Montevideo: "Un paseo por el Río Santa Lucía" con texto de autoría del Sr. E. Gudynas que me pareció de muy interesante lectura.- Leonardo Conde

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